Cuando era pequeña, en un pueblecito remoto cerca de Gijón...mis padres tenían una humilde casita donde disfrutábamos de la libertad que respiran los niños que crecen en el campo.
Delante , en jardineras ,había plantadas multitud de plantas, pero entre todas ellas destacaba un extraño tomatero cuyos frutos mi padre adoraba y como no podía ser menos , yo también..., pasaron los años, e igual que fueron desapareciendo todos los hombres de la familia, el tomatero también feneció...,
¡Cuantas veces comentábamos mi hermano y yo..el sabor agridulce de aquellos frutos!..la granulada pulpa tan sabrosa y el desconocimiento total de cual era el nombre de tan peculiar fruta..
Ya adulta un día ,vi un arbol plagado de mis maravillosos tomates..., cogí uno lo abrí...y al instante volví a tener 7 años.., volví a sentir el calor de sol de verano ...y las risas de mis padres y de mi hermano.., volví a la infancia de nuevo...volví a sentirme segura, sana ..felíz de nuevo..
Pensaba que era un vano intento..pero aún así, planté un semillero...allí, al lado del limonero... y ahora puedo decir que se yiergue orgulloso mi arbol...
Estos son sus frutos... para mi deliciosos...cuando querais os invito a probarlos....
en el huerto de mi abuelo habia fresas.
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